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COSMÉTICA NATURAL Y ECOLÓGICA ¿ES LO MISMO?

Por Nueva Estética

Cada vez son más las personas concienciadas con la necesidad de respetar la naturaleza y cuidar su salud, a la vez que preservan el medioambiente. Esta tendencia al alza afecta de manera muy directa a la cosmética, por eso, abundan cada vez más en el mercado las líneas para el cuidado de la piel, que cumplen con estos requisitos. Estos productos se nos presentan como naturales, ecológicos, orgánicos, biológicos... Aunque pueda parecer que estos conceptos son sinónimos, en realidad no lo son.

 

 



La diferencia fundamental está en los conceptos natural y ecológico. Estela Cuadrado, fundadora y CEO de la firma de cosmética ecológica Ártica Bio-Cosmética explica que la cosmética natural es la formulada únicamente con ingredientes presentes en la naturaleza, los cuales pueden ser de origen animal o vegetal. Estos activos puros aseguran la reparación y nutrición de la epidermis a corto, medio y largo plazo. No  obstante, hay que tener en cuenta el modo de cultivo, y aquí es donde entra en escena el concepto cosmética ecológica.
 
Los ingredientes cosméticos provenientes de métodos de cultivo ecológicos no han sido tratados con productos químicos, como fertilizantes y plaguicidas, y durante el proceso de refinado no se han visto sometidos a escenarios extremos, como altas temperaturas. Este modo de cultivo, lento y respetuoso, hace que los principios activos conserven todas sus propiedades. Se ha comprobado que las plantas y frutas cultivadas de manera sostenible, contienen mayor concentración de antioxidantes y otros compuestos beneficiosos para la piel.
 
Estos cosméticos, además, deben cumplir con la reglamentación de la Unión Europea en materia de agricultura ecológica, que entre otras cuestiones prohibe el uso de radiaciones ionizantes y el testado en animales y pide que los procesos de fabricación y distribución tengan el menor impacto medioambiental posible.
Para identificar este tipo de cosméticos hay que comprobar que el etiquetado los defina como ecológicos, orgánicos o bio. Llamarlos de un modo u otro depende del mercado y de la zona  geográfica. Otros datos a tener en cuenta son el INCI, es decir el listado de ingredientes, y los sellos de las certificaciones con las que cuenta, que deben aparecer obligatoriamente impresos en la etiqueta.