La Dra. Beatriz Beltrán, especialista en medicina estética nos explica que la reducción drástica de grasa en el rostro provoca el descolgamiento del tejido, lo que hace más visibles las arrugas, pliegues nasolabiales y acentúa la pérdida de definición de los contornos faciales. La piel, sin el soporte graso, tiende a descolgarse, generando una apariencia menos tersa y más envejecida.