La realidad del cáncer de mama ha cambiado drásticamente en los últimos años, y a día de hoy los avances se pueden medir en términos muy positivos, tanto en lo que se refiere al pronóstico como a la supervivencia. La medicina preventiva, la mejora en los métodos de diagnóstico y tratamiento y la individualización de las terapias son algunas de las razones que han impulsado esta evolución.