Los tratamientos de quimioterapia y radioterapia pueden provocar diferentes alteraciones cutáneas: sequedad, irritación, picores, manchas... Aunque son efectos transitorios pueden llegar a ser muy molestos e incapacitantes e incluso obligar a interrumpir el tratamiento oncológico. El estado de la piel tiene mucho que ver con la calidad de vida de estos pacientes, y en este sentido los profesionales de la estética y la cosmética oncológica juegan un papel fundamental.