Los labios son un rasgo estratégico en la apreciación global del atractivo y juventud de todo el rostro. Los cánones establecen que deben tener una forma perfectamente definida, además de turgencia y volumen, pero la genética y su particular estructura anatómica se empecinan en llevar la contraria a este ideal de belleza, convirtiéndolos en blanco fácil del proceso de envejecimiento.