La experiencia demuestra que ciertos trastornos estéticos: dermatitis atópica, alopecia areata, psoriasis… tienen su origen en un debilitamiento del sistema inmunitario. Los leucocitos, células del sistema inmune, son los encargados de actuar como barrera de protección ante cualquier amenaza. Si su funcionamiento falla, las defensas bajan lo que puede desencadenar numerosas alteraciones, entre ellas estéticas.