Agua a tope. Uno de los elementos clave en estos meses es aumentar el consumo de agua, pues es uno de los mayores aliados del organismo. Una deficiente hidratación de la piel se traduce en evidentes signos de envejecimiento. En época estival deberían consumirse un mínimo de 2 litros diarios sin esperar a tener sed, principal síntoma de deshidratación. Los zumos, infusiones y bebidas con sales minerales son alternativas altamente recomendables. También hay que recurrir a los alimentos de temporada ricos en agua.