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VIAJES EN AVIÓN: CONSEJOS PARA EVITAR EL JET-LAG EN LA PIEL

Por Nueva Estética
Los desplazamientos en avión ponen a prueba la resistencia de la piel y su capacidad de adaptación al medio. En cabina, el aire es extremadamente seco, dado que el nivel de humedad (10-20%) es mucho más bajo que en tierra (60%) y resulta que el tejido cutáneo necesita un cierto nivel de humedad a su alrededor para mantener su equilibrio. Por eso, en el avión, la piel se deshidrata, lo que provoca sensación de incomodidad y tirantez. Para acabar de complicar las cosas, la presurización de la cabina dificulta el retorno venoso y linfático, así como la circulación de oxígeno en las células cutáneas. Este ambiente hostil es el responsable de que el vuelo, sobre todo si ha sido largo, se salde con una piel apagada, de aspecto cansado, deshidratada e incluso hinchada. La Dra. Gema Pérez Sevilla nos pone en modo vuelo y detalla qué medidas hay que tomar para que la piel aterrice lo más indemne posible.
 
 
 


ANTES DEL VUELO
La semana previa, es muy recomendable programar una exfoliación, para limpiar la piel en profundidad, eliminar impurezas y células muertas y optimizar la receptividad cutánea a los cuidados cosméticos. En este sentido, vale la pena decantarse por un peeling médico suave, perfectamente tolerado por todos los tipos de piel, incluso las sensibles.
Según cada necesidad, se elige una sustancia quimioexofiante u otra, por ejemplo ácido salicílico o el glicólico. Éste tratamiento es imbatible para mejorar la calidad de la piel y corregir discromías y alteraciones epidérmicas. Tras el peeling médico es fundamental hidratar y nutrir bien el manto hidrolipídico, que va a verse alterado durante el viaje en avión. Para saciar la piel de estos cuidados, se pueden añadir unas gotas de aceite vegetal nutritivo a la crema de noche. Otros activos que cumplen perfectamente con esta misión son las ceramidas y la niacinamida, puesto que restauran y fortalecen la barrera cutánea, y, por supuesto, el el ácido hialurónico, especialista evitar la pérdida de agua transepidérmica y mantener los niveles óptimos de hidratación.
 
 
EN EL AVIÓN 
Durante el vuelo, hay que hidratar y nutrir la piel con regularidad, para impedir que se deshidrate. Una buena opción es ir pulverizando el rostro con una bruma hidratante. Las áreas donde las piel es más fina, como el contorno de ojos y labios, serán las primeras en padecer los estragos del viaje, por lo que merecen una atención especial. En el equipaje de mano hay que llevar cosméticos específicos para estas zonas, como un bálsamo labial y parches de hidrogel para el contorno de ojos, ideales en vuelos largos.
Para mantener una buena hidratación también es imprescindible beber dos vasos de agua cada hora.
La Dra. Gema Pérez Sevilla propone asimismo realizar una breve sesión de gimnasia facial cada dos horas, para estimular la circulación sanguínea y despertar la piel. En general, es bueno activar todo el cuerpo, por ejemplo, golpeando el suelo con los talones, haciendo flexiones y extensiones de los pies y caminando cada tanto por el pasillo del avión. 
 
 
DESPUÉS DEL VUELO 
Aunque se hayan seguido todas las recomendaciones anteriores, hay un elemento que no se puede controlar, por lo menos en vuelos largos, y que es fundamental para preservar la belleza y la salud de la piel: el sueño. Descansar mal, en una postura semiacostada entorpece el proceso de renovación cutánea. Así, una vez llegados a nuestro destino, hay que hacer un break, para revitalizar la epidermis. Para empezar, se aplicará una mascarilla calmante o hidro-revitalizante, seguida de cosméticos hidratantes y un contorno de ojos. Si estamos de vacaciones, hay que adaptar la rutina de cuidado al clima del lugar de destino. En países cálidos, optar por productos de texturas ligeras y si las temperaturas son bajas, apostar por cremas más untuosas. Y siempre siempre, haga frío o calor, aplicar crema solar de amplio espectro
A la vuelta de las vacaciones, nada como los tratamientos profesionales de hidratación y reparación profunda. La Dra. Pérez Sevilla recomienda cuidados que incluyan vaporización y ozonoterapia, para rehidratar y purificar la piel, ultrasonidos de masaje de recuperación, que reactivan el metabolismo cutáneo, estimulan la eliminación de líquido y toxinas y ayudan en la absorción de nutrientes; pulverización de principios activos hidratantes y regeneradores, o alta frecuencia, que optimiza  el metabolismo de la piel y la recepción de activos por parte de las células.