El cuerpo, circuito de conexiones… El Sotai Ho entiende al cuerpo como una unidad funcional y no como un conjunto de órganos independientes. Según los expertos en esta técnica, existen dos áreas del cuerpo que adquieren un especial protagonismo. La primera son los pies, pues éstos son los que nos mantienen en constante contacto con el suelo. De hecho, representan algo así como los cimientos del edificio. Es por ello que una alteración en esta zona puede ser la consecuencia de un bloqueo en otras partes del cuerpo, como por ejemplo las cervicales. No hay que olvidar que el Sotai Ho se basa en la teoría de que todas las articulaciones están interconectadas. Por lo que cuando se da una alteración en una parte del cuerpo ésta, tarde o temprano, afectará a otra zona. Por norma general, esta reacción se dirige siempre de abajo hacia arriba. Estas conexiones corporales tienen su centro en el hara, situado tres dedos por debajo del ombligo aproximadamente, y por extensión, llega hasta las cadenas (koshi en japonés), que se revela como otra de las áreas de interés principal, pues tiene un papel determinante en el movimiento del cuerpo.
La práctica
En una sesión de Sotai el movimiento debe realizarse en dirección “curativa”. Es decir, en sentido opuesto al dolor, o lo que es lo mismo, hacia el lado que resulte más agradable. Asimismo, éste debe sincronizarse con la respiración del cliente, que ha de ser profunda y abdominal. De no ser así, el terapeuta debe ayudarle a conseguirlo. Para ello, coloca la mano bajo el ombligo, a la altura de su hara, y le indica que intente despegarla, llenando esa zona de aire. Tras realizar estos ejercicios varias veces la respiración cobra la dirección y el ritmo adecuado. Los movimientos propios del Sotai Ho presentan una “dualidad”, es decir se realizan en dos direcciones: flexión-extensión, rotación interna y externa, lateralización izquierda y derecha, tracción-compresión… De este modo, el cliente o el terapeuta efectúa la maniobra primero en un sentido y después en el otro. Asimismo, en el Sotai Ho la ejecución de los ejercicios se realiza de una manera lenta, suave, y muy sutil, evitando cualquier tipo de sobreesfuerzo. Es importante que éstos sean fluidos y lleguen hasta el final, ya que la resistencia del terapeuta comienza justo en este punto.
Los movimientos pueden clasificarse dentro de dos tipologías diferentes:
- Macro. El movimiento se trabaja hasta arriba, dejando que éste llegue a la cabeza. En él intervienen todas las articulaciones.
- Micro. Se realiza un movimiento de una zona específica, y éste se detiene justo cuando se siente “el dolor”, para que la acción del ejercicio se concentre precisamente en esta zona.
Entre todos los movimientos básicos que contempla el Sotai Ho, destacan sobre todo los siguientes ejercicios:
Los 8 movimientos de la cadera. La mayor o menor amplitud de cada movimiento determinará el grado de movilidad de la cadera, y ayudará al terapeuta a realizar el diagnóstico. Se tratan de ejercicios determinantes, puesto que tal y como hemos advertido antes, esta zona representa el centro del cuerpo, el eje que determina su estructura total.
Rotación. Con las piernas del cliente en un posición de 90 grados, realizar una rotación de las caderas hacia un lado y el otro.
Lateralización. Mientras las piernas del cliente descansan sobre las piernas del terapeuta, éste bloquea los tobillos y rodillas del cliente, y con el movimiento de su cuerpo provoca la lateralización del cuerpo. Primero hacia un lado, y después hacia el otro.
Flexión-extensión. La flexión se realiza con el cliente en posición de decúbito supino. Se llevan sus rodillas hacia su pecho y se mantienen unos segundos. Por su parte, la extensión se realiza con el cliente en posición de decúbito prono. Se llevan los talones hacia los glúteos, estirando la punta de los pies al mismo tiempo.
Tracción-compresión. El movimiento de tracción se efectoa entrelazando las manos por detrás de ambas fosas poplíteas del cliente. Desde ahí el terapeuta tira con el peso del cuerpo hacia atrás. Para llevar a cabo la compresión, el experto empuja con las eminencias de las manos desde la zona superior del cráneo hacia los pies del cliente.
Los 8 movimientos del cuello. Se dividen en dos tipos de ejercicios.
Sin ayuda del terapeuta.
Rotación. Para efectuar la rotación del cuello, el cliente realiza un giro ayudándose de la mano del lado contrario, acompañando ligeramente el movimiento. El ejercicio se hará en ambos sentidos, derecha e izquierda.
Lateralización, inclinación lateral. Para realizar la inclinación lateral del cuello, se intenta pegar la oreja al hombro del mismo lado, al mismo tiempo que la mano acompaña el movimiento.
Flexión-extensión. Para realizar la flexión del cuello, se lleva el mentón al pecho mientras se acompaña el movimiento con ambas manos por detrás de la cabeza.
Tracción-compresión. Estos ejercicios se basan más bien en la intención de realizar el movimiento, que en la ejecución en sí. En el caso de la tracción, la intención es separar las vértebras cervicales y en el caso de la compresión, se busca comprimirlas. Ambos movimientos se acompañan con las manos: empujando hacia arriba desde el mentón, en el caso de la tracción y hacia abajo desde el punto alto del cráneo, en el caso de la compresión.
Con ayuda del terapeuta. Para su realización el paciente se sienta en la camilla y el terapeuta se sube sobre la misma.
Rotación. El experto sujeta la cabeza del cliente con las palmas y acompaña el giro de la cabeza. Al mismo tiempo, éste ayuda a girar el tronco del cliente empujando con sus rodillas. Mientras opone resistencia con sus manos.
Lateralización, inclinación lateral. El terapeuta sujeta la cabeza de la misma forma que anteriormente, pero esta vez el movimiento del cuello va hacia un lado. El terapeuta ayuda a realizar el ejercicio con sus rodillas: coloca una de ellas en la zona de la escápula, elevando el hombro del lado contrario al movimiento, mientras con la otra rodilla la posiciona en la escápula inversa, haciendo descender el hombro del mismo lado.
Flexión-extensión. Para realizar este ejercicio no es necesario que el terapeuta se suba en la camilla. El cliente inclina el cuello hacia delante, mientras el terapeuta opone resistencia al movimiento. Realizar esta misma operación, pero echando el cuello hacia atrás.
Tracción-compresión. En el caso de la tracción y la compresión, el cliente debe visualizar como sus vértebras se separan o comprimen, más que realizar el ejercicio propiamente. El terapeuta ejerce un poquito de resistencia en sentido contrario.
En busca de la relajación… Antes de realizar una sesión Sotai Ho es importante que el cliente esté totalmente relajado. Para ello el terapeuta realiza una primera toma de contacto, que se conoce como fase preparatoria. Con el cliente en posición de decúbito supino, el experto levanta ligeramente la cadera del cliente y la dejar caer suavemente varias veces. Después, se sitúa frente a sus pies, y coloca el tenar y el hipotecar en la zona de las articulaciones metarsofalángicas. Manteniendo este contacto, ejerce una serie de presiones horizontalmente. En la misma posición, cubre suavemente las falanges y las extiende horizontalmente, en dirección hacia él. Después, estira los dedos y coloca sus pulgares en la zona interna del calcáneo del cliente, girando los tobillos haciendo círculos.