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REIKI PARA RESTABLECER EL BIENESTAR

Por Nueva Estética

Gracias a esta terapia milenaria es posible restablecer de nuevo el flujo energético corporal y devolver al organismo su correcto reequilibrio, a la vez que se consigue mitigar ciertos malestares físicos. Sus demostrados beneficios han convertido al reiki en una alternativa más que efectiva para sentirse “mejor que bien”. Artículo escrito por Arjuna Lakshmana. Director del Centro Namaste de Terapias Alternativas.


Mucho se ha oído hablar del Reiki, una terapia de origen oriental que cada vez está tomando mayor protagonismo en occidente. Y no es de extrañar, porque esta técnica ha demostrado tener grandes beneficios sobre el organismo. Pero ¿en qué consiste exactamente? El reiki es un sistema de canalización energética basado en la imposición de manos con el fin de activar los procesos de autocuración del cuerpo. A diferencia de otras técnicas similares, el terapeuta de Reiki se encarga únicamente de canalizar la Energía Universal y no su propia energía. De igual modo, tampoco absorbe la energía inarmónica que pueda liberar el paciente. Este hecho diferencial es importante, ya que el experto actúa únicamente como mero intermediario. Aunque, por lo general, la Energía Universal suele canalizarse mediante la superposición de manos, el Reiki también puede llevarse a cabo a distancia. Aunque este procedimiento requiere un aprendizaje superior y unos conocimientos más avanzados.

 

un poco de historia…

En la historia del Reiki es importante mencionar tres personajes clave: Mikao Usui, Chujiro Hayashi y Hawayo Takata. El primero de ellos era un monje japonés de la tradición budista que investigó diversos textos en sánscrito que hablaban de una técnica para absorber la energía del universo hacia uno mismo, así como para transmitirla a otras personas con el fin de equilibrar su energía vital. Mikao Usui, tras comprender y asimilar dicha terapia se dedicó a enseñarla a otras personas, desarrollando lo que se conoce como el método "iniciático" del Reiki. Entre sus aprendices, se encontraba el médico Chujiro Hayashi, quién se encargo de construir lo que podría considerarse la primera "clínica de Reiki" en el Japón de la época. Una de las pacientes que ingresó en la misma fue Hawayo Takata, una mujer hawaiana descendiente de familia japonesa quien, tras concluir su convalecencia, se formó en esta metodología. Con la muerte de Chujiro Hayashi, Takata asumió el legado de su maestro impartiendo la técnica Reiki desde Hawai hasta el resto de los Estados Unidos. Más adelante esta sabiduría se extendió por Europa; y a finales de los 80 ya eran innumerables los expertos que aplicaban con éxito los beneficios del Reiki.

 

OBJETIVO

restablecer la energía corporal

No hay que olvidar que el experto en Reiki no es un sanador, tan sólo se encarga de dirigir la Energía Universal. Es la propia persona quien, al recibirla, consigue restablecer su correcto equilibrio, permitiendo la liberación de la energía inarmónica y causante de la alteración o enfermedad. Pero ¿qué se entiende exactamente como enfermedad? Según las bases de la medicina alopática, este concepto suele estar acotado al plano físico o mental, por lo que las emociones no son tratadas como tal. O lo son únicamente si éstas tienen un origen psicológico, como lo es el miedo. En cambio, los estados de euforia, aletargamiento, frustración, bloqueado mental, o la sensación de haber perdido el norte no se consideran enfermedades. Por el contrario, desde la perspectiva del Reiki, todos estos aspectos sí se tienen en cuenta. Es más, adquieren una especial relevancia. Podría decirse que la visión que tiene el Reiki de la enfermedad es de origen energético, y desde ahí es desde donde debe tratarla el terapeuta para conseguir restablecer de nuevo el correcto bienestar del organismo.

El cuerpo es un mecanismo harto complejo compuesto de diferentes sistemas y redes interrelacionadas entre sí: estructura ósea, sistema circulatorio y respiratorio, masa muscular y tejidos tendinosos, órganos vitales, fascias y piel, sin olvidar su magnífico procesador y gestor, el cerebro. Pero eso no es todo, desde el punto de vista del Reiki, el cuerpo va mucho más allá del plano físico. El organismo se rige también por una energía. Por un lado está el aura con sus diferentes segmentos o cuerpos aurales como son el cuerpo emocional, el cuerpo astral, el cuerpo mental y el cuerpo espiritual. Por otro lado están los 7 chakras mayores o centros energéticos que dotan de energía a los órganos y estructuras vitales, y que se conocen como: Muladhara, situado en la base de la columna vertebral, Swadishtana, localizado en el bajo vientre y la zona sacro lumbar, Manipura, que está entre las dorsales y la boca del estómago, Anahata, emplazado entre las escápulas y el esternón, Vishuda, que se sitúa entre la séptima cervical y la garganta, Ajna, localizado entre la sutura interparietal y el entrecejo, y finalmente Sahasrara, que está en la coronilla o fontanela.

Bajo estas bases, los expertos aseguran que cualquier enfermedad antes de tener una forma física y hacerse evidente a través del dolor, previamente ha tenido una manifestación energética. Es decir, este bloqueo "con vive" con el resto del “cuerpo energético” creando distorsiones que provocan paulatinamente una alteración física.

 

Cómo es una sesión

Antes de iniciar una sesión de Reiki el terapeuta debe tener una primera toma de contacto con el paciente con el fin de establecer el tipo de problema a tratar. Este feed-back es necesario para conocer su estado anímico, situación personal, aspectos de su personalidad... Finalizado este estudio previo, ya se puede llevar a cabo la sesión propiamente dicha. Durante la misma, es importante que ambos, paciente y terapeuta, estén en total calma mental para que la concentración sea máxima.

En la primera fase de la terapia, el experto coloca las manos sobre el rostro del paciente, trabajando después orejas, sienes, frente, fontanela… hasta llegar a la garganta. Posteriormente, incide sobre hombros, brazos, antebrazos y manos. Y a continuación coloca las manos sobre el esternón, donde permanece un periodo de tiempo más largo. A partir de aquí lleva a cabo lo que se denomina "equilibrado de chakras", trabajando el cuerpo del siguiente modo: primero coloca una mano en el bajo vientre y la otra en la garganta, después una mano en la boca del estómago y la otra en la frente. Acto seguido posiciona una mano sobre la cabeza y la otra en la base de la columna vertebral, para terminar juntando las manos de nuevo sobre el pecho. Finalmente, posiciona las manos sobre muslos, rodillas, piernas y empeines de los pies.

Aunque la clásica sesión de Reiki finalizaría aquí, si el experto lo considera oportuno, puede indicar al paciente que se coloque en posición de decúbito prono para trabajar también espalda y piernas. En este caso, el terapeuta coloca las  manos sobre la nuca, y después va descendiendo, incidiendo en escápulas, dorsales, lumbares, glúteos, muslos, gemelos y plantas de los pies.

DURACIÓN. Aunque la duración media de una sesión es de 1h y 30 min. ésta puede prolongarse en función de las necesidades de la persona. Ello dependerá del criterio del profesional y lo que éste haya percibo al trabajar el cuerpo. Erróneamente se suele pensar que si una sesión dura más, ésta es más efectiva, pero en realidad, es la capacidad de absorción de la Energía Universal por parte del paciente lo que determinará el tiempo de la misma. Por lo que podría darse el caso de que un paciente con un gran desequilibrio energético pueda absorber en poco tiempo la Energía Universal que el terapeuta le está transmitiendo. Asimismo, a medida de que las sesiones se van sucediendo el paciente puede llegar a tener mayor capacidad de absorción de la Energía Universal.

RESULTADOS. La persona logra sincerarse consigo misma y empieza a expresar sus sentimientos, emociones y aquello que piensa. Este cambio puede ocurrir desde la primera sesión o en las 3-4 posteriores. Sobre todo se produce un acto de conciencia que le hace comprender la situación que estaba viviendo y el por qué se originó. De él surgirá la fuerza y la voluntad para poder mantener esos cambios positivos de forma perenne.