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NO ES CUESTIÓN DE DIETAS, SINO DE COMER MEJOR

Por Nueva Estética

Los excesos alimentarios no se reflejan solamente en la báscula, también afectan al organismo, pues una dieta alta en calorías acelera el proceso de envejecimiento. La solución para perder peso no consiste en portarse bien 15 días para que esos kilos de más desaparezcan y una vez cumplidos los objetivos, volvamos a sucumbir ante un nuevo atracón. Debemos optar por una alimentación sana y equilibrada y decantarse por aquellos alimentos ricos en antioxidantes, pues éstos actúan como verdaderos escudos protectores contra el envejecimiento prematuro de las células y frente a los tóxicos ambientales. Asimismo, hay que incluir también en nuestro menú diario alimentos prebióticos, encargados de mejorar la salud intestinal y la microbiota. XEVI VERDAGUER. Psiconeuroinmunólogo y nutricionista.

 



Qué vivan los antioxidantes
 
Está demostrado, la ingesta de alimentos ricos en antioxi- dantes permite que las digestiones sean mejores. No solo es cuestión de tomar antioxidantes o incluso suplementarse con complejos vitamínicos antioxidantes. Si no que, además, pode- mos incrementar la propia capacidad que tiene nuestro cuerpo para fabricar antioxidantes. Los alimentos que aumentan esta actividad genética para fabricar antioxidantes (gen Nrf2) son: la quercetina, astaxatina, el sulforafano y el agua hidrogenada. Los primeros son los que contienen quercetina, como por ejemplo el alforfón, el té verde, las uvas, la manzana, la cebolla y las endrinas, entre otros. Así que, una propuesta ideal para desayunar podría ser una tostada de alforfón con endrinas y un zumo de uvas o una manzana. Un café igualmente funcionaría bien, porque la cafeína también hace poner en marcha el gen antioxidante: por ejemplo se podrían tomar dos cafés o dos tés al día, pero esta es una recomendación general, que se tendría que concretar según la tolerancia de cada uno a la cafeína.
 
El segundo grupo de alimentos son los que están compuestos por astaxantina, un carotenoide que se encuentra en microorganismos y animales marinos, y que le da los pigmentos rojizos al salmón, los crustáceos, las gambas, las cigalas… De manera que, una buena propuesta para comer y para cenar sería una sopa de cangrejo y salmón a la plancha. Los platos con pescado y crustáceos aumentan la capacidad del gen generador de antioxidantes. A la hora de cenar, se recomienda optar por las crucíferas (col, coliflor, col lombarda, brócoli) porque contienen sulforafano, otro de los componentes necesarios para la alimentación antioxidante. Por ejemplo, se puede preparar un caldo con brócoli y cebolla. Y si se sufre la sensación de tener la barriga hinchada, lo ideal es un caldo de nabo, apio, perejil y limón. Los cuatro ingredientes son diuréticos, y van bien si los tomamos por separado o combinados con las verduras crucíferas en forma de crema.
 
También hay que destacar que el agua hidrogenada estimula el gen Nrf2. Otros alimentos que activan el gen antioxidante son la cúrcuma y el curry, que se pueden aplicar a los platos como condimentos. Además, hay que añadir todos los alimentos que contienen omega-3, como las algas, el pescado azul, el marisco y el pescado blanco.
 
Lee el artículo completo en la edición de Enero-Febrero de NUEVA ESTÉTICA.
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