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MICROBIOTA INTESTINAL, SU INFLUENCIA EN LA SALUD Y LA ROSÁCEA

Por Nueva Estética

La rosácea es una afección inflamatoria crónica de la piel. Entre las estrategias para su abordaje integral destacan la terapia biofotónica, el IPL y la fotoprotección personalizada. Es importante saber que realizar un estudio del microbioma intestinal es determinante para conseguir resultados efectivos, según explican expertos en dermatología como el Dr. José María Ricart.

 

 



La relación entre la rosácea y la flora intestinal
Abril es el mes dedicado a la concienciación mundial sobre la rosácea, una enfermedad inflamatoria crónica cuya relación con la microbiota intestinal ha sido respaldada por diversos estudios científicos. Esta afección afecta principalmente al rostro, incluyendo los ojos y el cuero cabelludo, y su impacto en la calidad de vida de los pacientes es significativo.
 
El Dr. José María Ricart, director médico del IMR y especialista en dermatología, ha desarrollado un enfoque integral basado en su experiencia clínica y personal con la rosácea. Su Protocolo IMR Rosácea aborda esta patología desde una perspectiva global, teniendo en cuenta la importancia del microbioma intestinal en las enfermedades inflamatorias.
 
Microbiota y enfermedades inflamatorias
El estudio del microbioma intestinal es una herramienta esencial en la comprensión y tratamiento de diversas afecciones inflamatorias, como la psoriasis y la rosácea. La regulación de la flora intestinal mediante ajustes en la alimentación y el uso de probióticos ha demostrado ser una estrategia efectiva para mejorar la sintomatología de los pacientes.
 
El intestino y su impacto en la piel
La conexión entre el intestino y la piel es evidente en patologías como la rosácea, la dermatitis seborreica y el acné. Según el Dr. Ricart, más de la mitad de las células de nuestro cuerpo no tienen carga genética, sino que pertenecen a bacterias, hongos y virus que conviven con nosotros. La composición y equilibrio de esta microbiota pueden influir en el desarrollo de enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
 
En la rosácea, la presencia del parásito Demodex en la piel juega un papel clave, mientras que en la dermatitis seborreica, el hongo Malassezia es un factor determinante. Por su parte, el acné está relacionado con la bacteria P. acnes. El control y tratamiento de estas afecciones pasa por un estudio detallado de la microbiota intestinal.
 
Factores alimenticios y su impacto en la rosácea
Históricamente, se ha considerado que ciertos alimentos como las grasas, los lácteos o los picantes podrían agravar la rosácea. Sin embargo, el Dr. Ricart destaca que la clave está en el equilibrio de las bacterias intestinales y en identificar las necesidades específicas de cada persona. Mientras que eliminar el gluten puede no ser relevante para algunos, realizar un estudio del microbioma intestinal permite establecer pautas alimentarias personalizadas para reducir la inflamación.
 
Los picos glucémicos también están ganando atención en la investigación sobre enfermedades inflamatorias. Alimentos como el pan, la pasta, los dulces y el arroz, al ser hidratos de carbono de absorción rápida, pueden generar aumentos bruscos en la glucemia y agravar patologías como la rosácea y el acné.
 
Un enfoque integral en el tratamiento de la rosácea
El abordaje de la rosácea debe considerar sus diversos factores desencadenantes, desde la predisposición genética hasta alteraciones en la microvascularización, el exceso de sebo, una barrera cutánea comprometida o la proliferación del Demodex. 
 
Las estrategias terapéuticas incluyen:
  1. Eliminación del Demodex con fármacos específicos.
  2. Reducción de la inflamación con terapia biofotónica y láser IPL.
  3. Cuidados cosméticos y fotoprotección adaptada a la rosácea.
La importancia de la fotoprotección en la rosácea
El sol es un factor que puede agravar la rosácea, por lo que la fotoprotección es una medida esencial en su manejo. Los especialistas en dermatología recomiendan una protección adaptada a cada paciente, considerando su tipo de piel, estilo de vida y exposición ambiental. Además de los filtros solares convencionales, el uso de filtros biológicos y moléculas con respaldo científico pueden ofrecer beneficios adicionales para quienes padecen esta afección.