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MÉTODO DEEP FLOW, EL ARTE DEL MASAJE PROFUNDO
Por Nueva Estética
El Método Deep Flow no es solo una técnica, es un lenguaje, un arte que requiere presencia, precisión y, sobre todo, comprensión profunda del cuerpo y de la energía que fluye por el mismo. Este enfoque integral permite al cuerpo soltar de verdad, al sistema nervioso regularse, y a la persona entrar en un estado de descanso profundo extremadamente placentero. En definitiva, esta innovadora metodología aborda el masaje desde una perspectiva transformadora y distinta. Así nos lo explica Marc Oromí, creador de este método y fundador de The Massage House Barcelona.
El Método Deep Flow fusiona técnicas orientales, recursos contemporáneos y una visión consciente del cuerpo como vehículo de sanación. La idea de este masaje nace en el año 2007 en Chiang Mai (Tailandia), cuando su creador, Marc Oromí, tuvo la oportunidad de descubrir los beneficios del Masaje Tradicional Tailandés. A partir de ahí, Marc inicia un camino de aprendizaje, que culmina con el desarrollo de esta metodología tan innovadora. Hay que decir que dicho masaje no es solo una técnica, es un lenguaje. Un arte que requiere presencia, precisión y, sobre todo, comprensión profunda del cuerpo y de la energía que fluye por el mismo. El Método Deep Flow nace como respuesta a los principales desafíos del masaje profundo: cómo llegar a las capas más profundas sin realizar un esfuerzo innecesario, cómo sostener sesiones intensas sin que las manos del terapeuta se vean perjudicadas y cómo ofrecer una experiencia transformadora que el cliente interiorice como un recuerdo realmente gratificante.
De la experiencia al método
Podría decirse que el origen de este método se remonta a una larga experiencia y aprendizaje en distintas terapias, entre las que destaca el Masaje Tradicional Tailandés, el quiromasaje, el masaje deportivo, la reflexología, el masaje facial Japonés, así como otras terapias orientales y técnicas específicas de liberación miofascial. Posteriormente, Marc, en su afán por formarse constantemente, obtuvo la certificación como Master Educator por la Therabody University, que le permitió comprender más a fondo la biomecánica, el uso del masaje en el alto rendimiento y el papel de la tecnología como aliada. Pero la mayor inspiración para crear esta técnica vino derivada de las necesidades reales que se encontró en su día a día como terapeuta profesional. Según nos cuenta, “Lo más revelador no surgió de los títulos, sino del contacto directo con cientos de personas. Porque es en la camilla, y en cada respiración compartida con el cliente, donde se aprende lo que ningún manual enseña”. Y así nació Deep Flow, como una síntesis viva entre potencia y suavidad, entre estructura y escucha. Como un sistema que permite trabajar con profundidad el cuerpo sin caer en la agresividad, y con fluidez sin perder precisión. Deep Flow no es solo un método, es una forma de estar presente. No busca fórmulas rígidas, sino principios sólidos que se adaptan a cada terapeuta. Y lo más importante, respeta la esencia de cada cuerpo, cada cliente y cada sesión.
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