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MASAJE CON CRISTALES

Por Nueva Estética

Auténticos tesoros de la naturaleza, los cristales albergan en su interior un valioso poder energético. Estas extraordinarias herramientas de masaje se utilizan con maestría en diferentes rituales holísticos, ya que no solo son capaces de despertar la belleza de la piel sino también logran incidir sobre el alma y las emociones de la persona que lo recibe, equilibrando el fluir de su energía interior. Emma Carrillo, facialista y experta en terapias manuales.

 



¿Qué es la cristaloterapia?

Admirados desde hace miles de años, los cristales se forman en el centro de la corteza terrestre. Cada cristal es diferente en color, composición y naturaleza y tiene su propia energía. Esta cualidad les ha hecho adquirir un protagonismo especial en las sesiones holísticas. En términos más científicos, se diría que la cristaloterapia es aquella disciplina que utiliza las virtudes de los cristales para contribuir al bienestar: físico, emocional, mental y espiritual de la persona. Muchas de las bases de esta metodología se sustentan en Medicina Tradicional China y el Ayurveda Indio.

 

Esferas de cristal, 5 técnicas de masaje

Cada forma cristalina tiene un uso específico. En este artículo nos vamos a centrar en un tipo de esferas concretas, cuya forma se da a partir de grandes piezas de cristal y pueden tener planos o fallas en su interior. Éstas emiten energía igualmente en todas sus direcciones. En el ámbito de la estética cada esfera nos va a aportar un beneficio en concreto. Entre ellas destacamos 5 metodologías que han demostrado tener efectos antiedad, entre otros. En estas páginas ponemos el énfasis en el poder de las siguientes esferas: amatista, calcita amarilla, fluorita, selenita y shungit o shungita.

¿Cómo funcionan? Cada cristal posee una frecuencia electromagnética y una vibración. Éstas canalizan y amplifican las frecuencias del cuerpo, con el fin de reequilibrar las energías vitales del mismo. Tienen como objetivo aportar salud, belleza y juventud. Para conseguirlo las maniobras deben adaptarse a la zona a tratar, pudiéndose utilizar tanto en tratamientos faciales como en corporales, para mejorar la luminosidad de la piel, su oxigenación y regeneración, a la vez que le aportan firmeza y tonicidad, dando paso a una piel más limpia, pura y unificada.

 

Lee el artículo completo en la edición de Noviembre-Diciembre de NUEVA ESTÉTICA.

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