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GUÍA PROFESIONAL: ¿CUÁNTA CREMA O SÉRUM NECESITA LA PIEL?

Por Nueva Estética

Determinar la cantidad adecuada de crema o sérum en una rutina facial es clave para obtener resultados óptimos y evitar efectos adversos. Usar demasiado producto puede saturar la piel, mientras que aplicar de menos podría no ser efectivo. Esta guía, respaldada por la experiencia de la farmacéutica Belén Acero, ofrece las claves para un uso correcto y equilibrado.

 

 



La cantidad de crema o sérum aplicada en la rutina facial influye directamente en los resultados obtenidos. Factores como la concentración de activos, el formato del producto y el tipo de piel son determinantes para ajustar la dosis adecuada.
 
Importancia de la cantidad correcta:
La piel del rostro, además de ser una barrera protectora, es muy sensible a agentes externos. Según Belén Acero, farmacéutica y experta en dermofarmacia, “la función principal de una crema facial es hidratar y prevenir la pérdida transepidérmica de agua, algo que se vuelve más relevante con la edad. Sin embargo, su efectividad puede depender de la cantidad aplicada”.
 
Además de la hidratación, las cremas y sérums pueden ofrecer beneficios antiedad, actuar sobre manchas y arrugas, o tratar problemas específicos como acné o dermatitis. Usar la cantidad correcta asegura que los activos penetren adecuadamente y se optimicen sus efectos.
 
Cantidad ideal de crema y sérum:
  1. Sérums: Debido a su alta concentración, es suficiente con unas 4 gotas si el sérum es líquido, o 2-3 pulsaciones si tiene una textura en gel. Deben aplicarse sobre piel limpia y seca antes de la crema hidratante.
  2. Cremas: Si se trata de cremas en envases con bomba, 1-2 pulsaciones suelen ser suficientes. En tubos o tarros, la cantidad recomendada equivale al tamaño de una o dos almendras.
  3. Cremas solares: En este caso, se recomienda una cantidad mayor: el equivalente a una línea de producto a lo largo de los dedos índice y corazón, para garantizar una protección adecuada frente a los rayos UV.
 
Consecuencias del exceso de producto:
Aplicar más producto del necesario no multiplica sus beneficios. En el caso de activos potentes, como retinoides o ácidos, el exceso puede causar irritaciones, enrojecimiento o sensibilización de la piel. Además, el abuso de varios productos en una misma rutina puede generar “overbooking cosmético”, lo que dificulta la absorción de los activos y puede provocar obstrucción de poros, acné cosmético y brillo excesivo.
 
Moderación en el cuidado de la piel:
Evitar rutinas maximalistas y centrarse en productos esenciales es clave para prevenir la saturación de la piel. Aplicar la cantidad justa asegura que los productos sean efectivos y que la piel mantenga su equilibrio natural. Según Belén Acero, “los cosméticos no multiplican sus efectos si se aplica más cantidad. La calidad del producto y la constancia son lo que realmente importa”.
 
Conclusión:
Para optimizar los beneficios del cuidado facial, es fundamental respetar las cantidades recomendadas de cada producto y adaptar la rutina a las necesidades específicas de la piel. La moderación y el asesoramiento profesional garantizan una piel saludable y radiante, evitando el gasto innecesario y los efectos adversos de un uso incorrecto.