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FRIO Y ROSÁCEA
Por Nueva Estética
Una de las afecciones cutáneas que más sufren las bajas temperaturas es la rosácea. Reconocible por ser un rubor incontrolado, enciende mejillas, mentón y frente con posibles telangectasias y/o acné. Los dermatólogos de IML despejan todas las dudas sobre esta patología que empeora con el frío y esta infradiagnosticada por el paciente, ajeno todavía a las actuales posibilidades de tratamiento.
¿Cómo reconocer la rosácea? Trastorno vascular de base, la rosácea se manifiesta con arañas vasculares y/o lesiones similares al acné. Según los dermatólogos de IML es una afección inflamatoria de la piel que se localiza en la región centro-facial, cursando con rubor transitorio o permanente. En su evolución puede presentar pústulas y pápulas de aparición intermitente. Existen diversos tipos de Rosácea, según su gravedad. En su evolución, podemos encontrar el tipo eritematoso con rojez y capilares dilatados, el tipo pápulo-pustular con pápulas y pústulas, el tipo ocular que afecta a los ojos y la Rosácea fimatosa, que cursa con engrosamiento cutáneo.
¿Qué factores la desencadenan? La exposición solar, así como el calor y el frío prolongados. Las bebidas y las comidas muy calientes. Los picantes, el alcohol y excitantes como el café.
¿A qué personas afecta? Es más frecuente en personas con más de 30 años, generalmente con piel clara y fina. Globalmente afecta a un 10% de la población, aunque en España se calcula una incidencia entre el 5 y 6%.
¿Por qué está infradiagnosticada? El paciente no tiene noción de padecer una verdadera patología con posibilidades de tratamiento. Mal conocida y comprendida, sólo se llega a diagnosticar en el 1% de los casos. La rosácea motiva únicamente el 0,5%-3% de las consultas.
CAUSAS QUE LA PRODUCEN
El origen de la rosácea no se comprende por completo. Se considera un problema multifactorial, por una reactividad exagerada de los vasos sanguíneos en el rostro. Se ha relacionado con la exposición crónica a temperaturas extremas, con el ejercicio y con el consumo de alcohol, factores todos ellos de acción vasodilatadora. La presencia de Helicobacter Pylori en la mucosa del estómago entra así mismo, dentro de las causas posibles.
¿Guarda relación con la tensión psicológica? Aunque no se conoce bien la relación con el estrés, la rosácea es común en pacientes con estilo de vida ajetreado, preocupaciones o poco descanso. Lo acusan con más síntomas y periodos de empeoramiento.
¿Tiene algo que ver el sistema inmunitario? Es uno de los factores a considerar dentro de la cascada de alteraciones que la producen, entre los que se encuentran otros como la infección y los agentes mediadores de la vasodilatación.
¿Un ejemplo de intolerancia? Hoy se tiene en consideración la mala tolerancia a los ácaros Demodez Folliculorum y Demodez Brevis presentes en los poros faciales, que producen una inflamación crónica de la piel con enrojecimiento, capilares dilatados y lesiones de acné.
¿Puede complicarse? La Rosácea de larga evolución puede producir un lento engrosamiento de la piel en la nariz conocido como Rinofima, una afección cutánea que cursa con bultos deformantes por crecimiento incontrolado de las glándulas sebáceas. Se puede mejorar con láseres ablativos, pero es más inteligente prevenir su aparición con un tratamiento precoz.
EL TRATAMIENTO
El abordaje clásico de la rosácea combina antibióticos por vía oral, preparaciones sulfuradas, metronidazol y ácido retinoico, entre otros. Aunque no tiene solución definitiva, aclaran los dermatólogos de IML, se puede mejorar y reducir el número de brotes mediante tratamientos combinados de toxina botulínica y láser, que se conjugan con medicamentos tradicionales, si fuera necesario.
¿Qué poderes tiene la toxina botulínica para mejorar la rosácea? Parece inhibir los mediadores de la inflamación producidos por los mastocitos, que cumplen un papel fundamental en el desarrollo de la rosácea. Entre otros factores quimiotácticos, son mediadores como la histamina y enzimas proteolíticas como la kininogenasa, que generan vasodilatación y permeabilidad vascular. ¿Qué dosis de toxina se necesita para controlar el componente inflamatorio? El tratamiento de la rosácea debe ser multifactorial. La toxina botulínica es un plus que se administra en suave concentración y número variable de sesiones (entre 1 y 4).
¿Qué papel cumple el láser en el tratamiento? Se utiliza un láser vascular de doble emisión que elimina las rojeces, al coagular los capilares dilatados que las originan. Entre 1 y 4 sesiones, espaciadas cada mes y medio, son suficientes para borrar incluso los vasos más finos. ¿Cómo actúa a nivel cutáneo? Se recomienda el láser ablativo y fraccional de CO2 para eliminar el engrosamiento de la piel en la nariz que caracteriza a la rosácea fimatosa. Solo se requiere una sesión para rebajar los bultos característicos y la dilatación exagerada de los poros.