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ELASTINA: PROTEÍNA CLAVE EN UNA PIEL JOVEN
Por Nueva Estética
Cuando se habla de salud y estética de la piel, el colágeno suele ser uno de los activos más mencionados. Está presente en numerosos tratamientos, suplementos y productos cosméticos, centrados en aumentar la firmeza de la piel, para brindarle una apariencia más joven. Sin embargo, hay otra proteína clave, de la que apenas se habla y que resulta esencial para la elasticidad y resistencia de la piel: la elastina. A diferencia del colágeno, cuya producción puede estimularse con relativa facilidad, regenerar elastina es mucho más complejo.
Con el envejecimiento y la exposición solar prolongada, los niveles de elastina en la piel disminuyen, lo que conlleva pérdida de elasticidad y aparicion de flacidez y arrugas cada vez más profundas. Aunque no existen todavía tratamientos efectivos para restaurarla, sí es posible adoptar estrategias para proteger la elastina existente y ralentizar su deterioro. La farmacéutica Belén Acero, especializada en dermofarmacia y nutrición, explica cuál es el papel de esta proteína y cómo preservarla.
¿Qué es la elastina?
Si se imaginara la piel como una estructura, el colágeno sería el componente que aporta firmeza, mientras que la elastina actuaría como una red elástica que permite que esa estructura se estire y vuelva a su forma. La elastina es una proteína fundamental que proporciona a la piel la capacidad de estirarse y contraerse. Se forma a partir de unidades de tropoelastina que se combinan con microfibrillas para crear fibras elásticas, detalla Belén Acero. Estas fibras generan una red en la dermis, que permite conservar la forma y flexibilidad de la piel.
Gracias a esta proteína, la piel puede volver a su estado habitual tras gestos como sonreír o fruncir el ceño, e incluso después de una pérdida significativa de peso. El problema es que, con el tiempo, su producción disminuye considerablemente y el cuerpo no la regenera con la misma facilidad que el colágeno.
Diferencias entre elastina y colágeno
Aunque ambas proteínas trabajan en conjunto para mantener la piel firme y elástica, sus funciones son distintas. El colágeno aporta estructura, mientras que la elastina permite que la piel recupere su forma sin deformarse. El proceso de envejecimiento afecta a ambas, pero la elastina presenta una mayor sensibilidad a los daños y una capacidad de renovación mucho más limitada.
Se diferencian tanto en su comportamiento frente al envejecimiento como en las opciones de tratamiento, indica Belén Acero. Mientras que la producción de colágeno puede ser estimulada con diversos procedimientos, no ocurre lo mismo con la elastina, cuya regeneración sigue siendo un reto para la ciencia cosmética. Por eso, la clave está en preservar la que aún se tiene en la piel.
¿Es posible estimular su producción?
A diferencia del colágeno, cuya síntesis puede reactivarse con ciertos ingredientes o terapias, el proceso de formación de elastina (conocido como elastogénesis) es más complicado. El principal obstáculo es que la elastogénesis es más compleja que la colagénesis, explica Acero. La elastina tiene una vida útil prolongada, lo que significa que sus fibras permanecen en el cuerpo durante décadas, acumulando daños con el tiempo.
Factores como la exposición solar, la polución ambiental y otros agentes externos pueden deteriorarla, lo que afecta directamente a la elasticidad de la piel. Además, su bajo índice de renovación y el alto peso molecular de sus componentes suponen un desafío añadido para los laboratorios. Por eso, muchos de los tratamientos actuales se centran en proteger la elastina existente, más que en generar nueva.
Cómo proteger la elastina y prevenir su deterioro
Aunque no hay una fórmula concreta para regenerar esta proteína, sí existen medidas eficaces para conservarla y mantener la firmeza cutánea durante más tiempo. Algunos consejos clave que destaca esta farmacéutica son:
- Protección solar diaria. Los rayos ultravioleta son los principales responsables del deterioro de la elastina. El uso diario de protector solar SPF 50 de amplio espectro es fundamental para evitar su degradación.
- Incluir antioxidantes en la rutina facial Ingredientes como la vitamina C, la vitamina E y la niacinamida ayudan a combatir el estrés oxidativo que perjudica a esta proteína.
- Mantener una hidratación adecuada Sustancias como el ácido hialurónico o aceites con ácidos grasos esenciales fortalecen la barrera cutánea y contribuyen a mantener la elasticidad del tejido.
- Seguir una dieta equilibrada en minerales y proteínas El consumo de alimentos ricos en cobre, zinc y silicio (mariscos, nueces, carne magra, semillas de calabaza, avena, pepino…) reduce la pérdida de elastina.