Realizar una limpieza cutánea profunda es un paso decisivo tanto para el éxito de un tratamiento profesional en cabina como para asegurar la belleza de la piel en los rituales skincare en casa, constata Arantxa Medina, Marketing & Communication Manager de Dermalogica en España. No nos equivocamos si decimos que éste constituye uno de los pasos más importante de la rutina de cuidado facial, de ahí que cada vez más estemos oyendo hablar de lo que se conoce como la “doble limpieza”, que como el mismo concepto indica consiste en limpiar la piel dos veces, primero con un limpiador a base de aceite y luego con un limpiador a base de agua o surfactante. El primero no sólo descompone los residuos; sino que ayuda a fortalecer la barrera cutánea, suaviza la piel y permite que los ingredientes específicos del segundo limpiador y otros productos funcionen de manera más efectiva para asegurar buenos resultados.

El objetivo de la doble limpieza es dar paso a una piel sana y ultralimpia, eliminar las capas de acumulación, restos de maquillaje, productos y residuos grasos para conseguir un resultado “clean” profesional. Y es que dedicar únicamente unos 20 segundos a limpiar la piel con cosméticos faciales estándares o toallitas desmaquillantes no es suficiente para eliminar toda la suciedad que puede acumularse a lo largo del día, especialmente si se abusa del maquillaje o se vive en un área congestionada. Incluso después de una sola limpieza, queda un exceso de sebo, maquillaje, contaminantes y suciedad que le dan a la piel una apariencia apagada y congestionada e impiden que los posteriores cosméticos realicen correctamente su trabajo. Asimismo, limpiar la piel dos veces con el mismo producto tampoco la higieniza en profundidad.