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ANATOMÍA DE UN COSMÉTICO

Por Nueva Estética

Desde que se gesta la idea de un cosmético hasta que llega a nuestras manos el producto acabado hay un proceso laborioso en el que se valoran multitud de variables. Este desarrollo podría compararse con el de la elaboración de una receta de cocina: el secreto del éxito no está solo en la calidad de los ingredientes, también importa cuánta cantidad incluimos de cada uno de ellos, el proceso meticuloso que se sigue para “cocinarlo” y cómo presentamos el plato para impactar positivamente en nuestro comensal. Y es que detrás de estos pequeños tesoros de belleza tan preciados para la profesional hay toda una alquimia. Dicho esto, ¿cómo conseguir que un cosmético triunfe? Pues bien, la razón la encontramos en la sabia combinación de los principios activos, que se mezclan con destreza y habilidad, uniendo todas sus capacidades dando paso a la fórmula magistral. Y aquí es cuando la magia de la naturaleza se transforma en ciencia constatada. PILAR GUTIÉRREZ. Technical Manager de BRUNO VASSARI.

 



Te invitamos a conocer más de cerca el increíble mundo de los cosméticos, diseccionando y analizando cada uno de los componentes que constituyen la composición de las cremas y desvelando cuáles son los elementos clave. Pero para eso hay que empezar por el principio... ¿qué es exactamente una crema? Técnicamente una crema es una emulsión, es decir, una mezcla heterogénea de dos elementos inmiscibles: aceite y agua. Cuando dos líquidos inmiscibles que no se mezclan de forma natural se ponen en contacto y se agitan, cada sustancia se fragmenta en pequeñas partículas hasta que, al cabo de mucho tiempo, esta mezcla se transforma en una emulsión. Así que, en resumen, la base de nuestras cremas no es más que una mezcla entre agua y aceite.
 
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