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ALIMENTACIÓN CONSCIENTE

Por Nueva Estética

Existe una estrecha relación entre nuestras emociones, la alimentación consciente, la epigenética y el biohacking emocional, conceptos que se revelan como un campo fascinante, que va más allá de simplemente nutrir nuestro cuerpo, así nos lo explica Sara Lázaro Navarro, Coach de Salud y Terapeuta Emocional.

 



No es ningún secreto, la comida se convierte en una expresión de nuestras emociones más profundas en nuestro día a día. La alimentación emocional es la respuesta a esas emociones, a menudo, actuando como un refugio ante el estrés, la ansiedad o la tristeza. Este acto, aparentemente simple, tiene un eco duradero en nuestra salud física, psicológica y emocional, creando una conexión entre nuestras elecciones alimenticias y nuestro bienestar emocional. Asimismo esta interacción funciona como un pez que se muerde la cola, ya que según te sientes así comes y según comes así te sientes. Cortar esta dinámica es fácil una vez se identifica, si realmente se quiere frenar. El acto de comer no es simplemente tragar, es nutrirse. De manera que al cuerpo le podemos dar diferentes alimentos con distintos nutrientes, lo que hará que los genes se expresen de una forma u otra. A este hecho se le llama nutrigenómica, ciencia que se centra en el estudio de la influencia de los nutrientes en la expresión de genes. Por otro lado encontramos la nutrigenética, que son las variaciones genéticas en la respuesta del organismo a los nutrientes. Por ejemplo, podríamos decir que el azúcar actúa sobre nosotros prácticamente como una “droga”. Según los expertos, éste se estudia en la misma parte del cerebro donde se investiga la cocaína, de manera que cuanto más comes más quieres; cuando tu estado de ánimo es bajo, crees que con un helado te sentirás mejor, pero esto es tan solo un espejismo, porque una vez consumido, llega la fase del arrepentimiento que te hace sentir peor emocionalmente y vuelves a consumir nutrientes que no te ayudan a alcanzar el buen bienestar. Además, como mucha gente ya sabe, existe una hormona denominada “la hormona de la felicidad” que es la responsable de modular nuestro estado de ánimo, hablamos de la serotonina. Pues bien, al menos el 80% de ésta se crea en nuestra microbiota, lo que quiere decir que si hay una mala alimentación y una incorrecta absorción de los nutrientes, no se fabricará dicha serotonina y tenderemos a presentar estados depresivos.
 

Lee el reportaje completo en la edición de abril de NUEVA ESTÉTICA. Si no estás suscrito, hazlo AQUÍ. 
 

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