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ESPECIAL JUVENTUD EN ALZA
ESPECIAL JUVENTUD EN ALZA

 

Las mujeres viven hoy una auténtica revolución cuyo propósito es ensalzar su feminidad sea cual sea su edad. Más libres que nunca…  a los 40, los 50, y por qué no, pasados los 60, ellas aún se sienten jóvenes. 

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El sector de la estética ha querido sumarse a esta nueva filosofía cuyo lema esconde un bonito mensaje: la mujer es bella en esencia. De ahí que el objetivo de los programas antiedad sea sumar belleza a los años para capturar el mejor momento y guardar esa instantánea en su historia de juventud. Y aunque es cierto que cada arruga y línea de expresión escribe sobre la piel cada vivencia, lo importante es borrar los malos recuerdos para quedarnos sólo con los instantes más felices. En el Especial de nuestro número de mayo te desvelamos las claves para convertir  la belleza en un concepto atemporal. Allí encontrarás toda la información.

LA PIEL NOS EXPLICA SU HISTORIA

La piel habla y tiene su propio idioma. Es más, la comunicación celular no es un secreto para ningún científico. Se sabe que, como todo ser vivo, las células cutáneas tienen su lenguaje: se expresan y captan mensajes emitidos por otras células y por el entorno. 

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En este sentido, la más mínima disfunción en uno de los engranajes de la comunicación celular perturba el equilibrio de la piel, lo que induce su envejecimiento: desaceleración de la renovación celular, deshidratación, pérdida de firmeza, falta de luminosidad… Tras varios años de Investigación, los expertos han identificado un sistema de escucha nunca antes estudiado: los microdominios lipídicos, situados en la membrana de la célula. Estos microdominios, que cuentan con una alta concentración de receptores celulares, permiten a las células “escuchar” correctamente los mensajes de su entorno y desempeñan una función clave en el lenguaje de la juventud. Pero con la edad, la acción de los UV y el estrés oxidativo, el número de microdominios lipídicos se reduce, de manera que las células ya no “atienden” tan bien. Cuando esto sucede, las 5 funciones vitales de la piel se ponen en peligro:

  • Disminución de la expresión del gen CD44, que interviene en la renovación de la epidermis, lo que desencadena una carencia en los procesos de regeneración.
  • Reducción de la expresión del gen SPAC1, enzima implicada en el mecanismo de respiración celular mediante el incremento de la producción de ATP. Esta pérdida altera los canales de oxigenación cutánea, dando paso una piel más cetrina y carente de vida.
  • Merma de la expresión del gen Glut1, transportador de glucosa, lo que ocasiona que los canales naturales de nutrición de la piel se bloqueen.
  • Empobrecimiento de la expresión de la filagrina. Molécula que fija el agua en la piel. El resultado es una escasez de agua y un deterioro de los mecanismos naturales de hidratación, lo que se traduce en una piel más seca y menos redensificada, donde las arrugas se marcan con más intensidad.
  • Disminución de la expresión del gen NRF2, factor de trascripción de la respuesta al estrés oxidativo. De ahí que las funciones naturales de protección ya no sean tan efectivas como lo eran antes, por lo que la piel se encuentra más expuesta a las agresiones externas y los radicales libres lo tienen más fácil para contraatacar. 

TRIÁNGULO DE JUVENTUD

Con la edad, el óvalo se desdibuja y todo se viene abajo, fenómeno que se conoce como inversión del triángulo de juventud. Esta pérdida de volumen se debe, por un lado, a la disminución y al desplazamiento de la grasa del rostro hacia abajo, y por otra parte, al relajamiento de la piel. 

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Las zonas propensas a la pérdida de volumen son múltiples: ojeras, huecos de las mejillas, surco nasogeniano, contornos de la mandíbula, etc. Las consecuencias son visibles: pérdida de tonicidad de los rasgos, pómulos y mejillas con menos volumen, un rostro menos armonioso que parece más cansado, con unos contornos menos nítidos. Respecto al envejecimiento facial y el desplome de los rasgos, los científicos han logrado evidenciar el papel nocivo de los fibroblastos: “directores de orquesta de la juventud de la piel”. Cuando éstos se exponen a los cambios hormonales asociados con la edad, los fibroblastos con carencia hormonal ocasionan un aumento de la lipólisis de los adipocitos, células de grasa de la piel, que ocasiona la pérdida de los volúmenes observada en el rostro, así como un aumento de la producción de las enzimas de degradación. El relajamiento de la piel sumado al efecto de la gravedad da lugar a la caída del tejido adiposo: los volúmenes de grasa se orientan hacia la parte inferior del rostro. El surco nasogeniano se acentúa, los contornos pierden nitidez y aparece la famosa papada. Todo tiene una razón científica: un fibroblasto sin carencia de hormonas presenta una forma estrellada con múltiples puntos de anclaje en la matriz extracelular, lo que refuerza la estructura de la dermis. Por lo contrario, un fibroblasto con carencia hormonal presenta una forma alargada y aplanada. Pierde los puntos de anclaje esenciales para la estructura de la dermis. Y aquí es cuando la arquitectura de la piel empieza a desmoronarse. 

TECNOLOGÍAS QUE QUITAN AÑOS

La revolución tecnológica en el tratamiento del envejecimiento llega de la mano de equipos ultra-sofisticados que plantan cara a los años.

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En el Especial de NUEVA ESTÉTICA de Mayo hemos reservado un apartado para mostrarte los equipos más avanzados y eficaces en la aplicación de las tecnologías antiedad de referencia en estética y medicina estética: radiofrecuencia, ultrasonidos HIFU, láser, IPL, dermopunción, mesoterapia virtual y oxigenoterapia.