
Dicen que la belleza es efímera, pero se equivocan. La piel tiene la virtud de “renacer” siempre y cuando se le aporten los cuidados que necesite en cada momento. Como por arte de magia, los tratamientos regenerantes, y despigmentantes, que asocian el poder de la cosmética con la tecnología más puntera, son capaces de hacerla “resurgir de sus cenizas” para que la tez luzca otra vez deslumbrante. Y zas! De nuevo se transforma en una piel joven y radiante.
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En este Especial te descubrimos qué tratamientos funcionan como auténticos restauradores de belleza.

EL DESPERTAR DE LA PIEL
Sin duda, el fotoenvejecimiento constituye uno de los enemigos principales para la belleza e integridad de la piel. Por eso, conocer su mecanismo de acción es determinante para ponerle freno a tiempo, así nos lo explica VICTOR DIGÓN, TECHNICAL MANAGER DE BRUNO VASSARI.
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Envejecer es un proceso natural. Existen dos tipos de envejecimiento cutáneo: intrínseco y extrínseco. El envejecimiento intrínseco o cronológico es el resultado natural del paso del tiempo. Se manifiesta en la piel a través de la aparición de arrugas finas y otras alteraciones funcionales, como sequedad cutánea, pérdida de firmeza, adelgazamiento de la epidermis, prurito e incluso telangiectasias. Por otro lado, el envejecimiento extrínseco se refiere a un envejecimiento prematuro causado por diversos factores, entre los que destacan los hábitos de vida poco saludables, exposición a la contaminación ambiental y, principalmente, la ación de las radiaciones ultravioletas, lo que comúnmente se conoce como fotoenvejecimiento.
ESTRUCTURA CUTÁNEA
La epidermis es la capa más externa de la piel y se compone de varios estratos que se forman a medida que las células se diferencian.

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FOTOEDAD
La radiación ultravioleta (UV) es la principal responsable del fotoenvejecimiento, especialmente las radiaciones UVA (320-400 nm) y UVB (290-320 nm).