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REJUVENECIMIENTO: LA CLAVE ESTÁ EN LA NATURALIDAD

Por Nueva Estética
El afamado cirujano plástico y especialista en medicina estética, Dr. Pierre Nicolau, nos brinda una clase magistral sobre cómo borrar las huellas del envejecimiento y embellecer el rostro. el primer consejo: las diferentes terapias se deben aplicar buscando la naturalidad como último objetivo, si no es así, cualquier mejora se verá empaña por un resultado artificial.
 


Los procedimientos de cirugía y medicina estética encaminados ya sea a embellecer o a rejuvenecer el rostro deben decidirse por encima de todo en base a criterios de naturalidad. Esta premisa obliga a que el resultado final no altere nunca ni la fisonomía ni el equilibrio de los rasgos. Insistir en esta necesidad parece una obviedad, sobre todo si tenemos en cuenta que son muchos los especialistas que se ciñen a ella sin excepciones; pero no es menos cierto que a veces se ven “desastres” difíciles de explicar: mujeres con unos labios exageradamente prominentes, caras sin expresión, frentes sin movimiento, pómulos con un volumen inverosímil… y yo aún añadiría algo más: rostros sin edad. Si buscamos eliminar las huellas del paso del tiempo a cualquier precio, corremos el riesgo de que la persona acabe mostrando un aspecto artificial, que resultará cualquier cosa, menos natural. Un rostro debe tener una edad, la edad de la persona, y eso no quiere decir que uno deba resignarse a verse mayor, nada más lejos de la realidad: las diferentes manifestaciones del envejecimiento se pueden corregir, sin pretender que una persona de 60 pase por una de 20. La clave está en dominar las diferentes técnicas quirúrgicas y tratamientos médico-estéticos, saber cómo combinarlos para sacar el máximo partido de cada uno y, por encima de todo, conocer al detalle la anatomía facial y cómo va cambiando a medida que cumplimos años.
 
¿CÓMO ENVEJECE EL ROSTRO?  
Se deben conocer las causas del envejecimiento, para ser capaz de elegir el tratamiento global adecuado, que trate todos los componentes del problema. Hagamos un repaso pormenorizado de las alteraciones que trae consigo el proceso de envejecimiento y de las terapias más recomendadas en cada caso:
 
ARRUGAS Existen dos tipos de arrugas con una génesis muy diferenciada. Por un lado, las líneas de expresión que se deben a las contracciones musculares que hacemos al gesticular, y que acaban dejando su huella en la piel. Éste es el caso de las patas de gallo, las arrugas en la frente, entrecejo... Las otras arrugas son superficiales y aparecen por una pérdida de ácido hialurónico, colágeno y elastina y porque el tejido cutáneo se vuelve más fino y frágil con el tiempo.
Tratamientos Las arrugas de expresión se corrigen con inyecciones de toxina botulínica, lo que todos conocemos como Botox, en puntos estratégicos del músculo. Esta sustancia actúa relajando los movimientos musculares que provocan la aparición de la arruga. El uso de esta toxina es perfectamente seguro: en estética se inyectan cantidades muy pequeñas, que varían entre 2-10 unidades, lo que equivale a dosis 20-50 veces menores que las empleadas para tratar trastornos neurológicos en niños.
Para corregir las arrugas que aparecen por  un descenso en los niveles de colágeno y elastina se aconseja la mesoterapia con vitaminas, aminoácidos, plasma enriquecido con factores de crecimiento… Más allá de las arrugas, el resto de alteraciones que aparecen en la superficie cutánea: manchas, pérdida de brillo, desvitalización, sequedad… responden muy bien a los peelings químicos, que renuevan la piel y descubren un tejido nuevo. 
 
FLACIDEZ En medicina diferenciamos dos tipos de flacidez: la que llamamos verdadera que aparece por una pérdida en la calidad de la piel, y que puede deberse a una bajada en los niveles de fibras elásticas (colágeno y elastina) o a cambios provocados por adelgazamientos importantes, embarazo e incluso causas genéticas, y la flacidez aparente, que está provocada por la retracción muscular vinculada a la degeneración que el envejecimiento provoca en músculos y huesos, y que se aprecia en la caída de los parpados, la barbilla y el cuello. 
Tratamientos Para tensar y redensificar el tejido se recomiendan tecnologías que impulsan la producción de nuevas fibras elásticas, y que tienen un efecto a corto y medio plazo: radiofrecuencia, ultrasonidos focalizadas HIFU y fototerapia láser. 
 
SURCOS Son depresiones profundas que aparecen, por ejemplo, desde las comisuras labiales hasta los laterales del mentón (surco labiogeniano o líneas de marioneta) y desde la nariz hasta la comisura de los labios (surco nasogeniano). Estas hendiduras se deben al deslizamiento de los tejidos blandos profundos, y para corregirlas con éxito hay que conocer al detalle los cambios que el paso del tiempo provoca en las estructuras internas del rostro. Hace una década aproximadamente que se sabe que la grasa profunda aparece dividida en paquetes y está perfectamente sujeta a los huesos y músculos, que sirven de contención. A partir de los 30 años se va perdiendo una media del 1% de esta grasa profunda cada año; los paquetes grasos se adelgazan y a ello hay que sumar la pérdida de densidad de huesos y músculos. La consecuencia de todo ello es que ese tejido adiposo ya no está sujeto y se desliza, provocando la aparición de surcos y haciendo que todo el óvalo facial se desdibuje.
Tratamientos Previamente al descubrimiento de los paquetes grasos, las cirugías antiedad se basaban en estirar la piel, pero al no corregirse el desmorone de las estructuras internas los resultados no eran duraderos, de hecho, lo único que se conseguía era que el tejido cutáneo cubriese como una sábana tensada las estructuras grasas que seguían su imparable descenso. Hoy sabemos que para devolver la juventud al rostro es fundamental recolocar estos paquetes grasos a su posición original, recuperar los volúmenes naturales, corregir la flacidez y devolver la definición a los rasgos. Ello se consigue mediante una cirugía lifting o a través de la inyección de sustancias de relleno, que ojo, se han de depositar en la grasa profunda; de nada sirve hacerlo en la piel, en la grasa superficial o en la hipodermis, que no sufren alteraciones con la edad y que, por lo tanto, han de ser preservadas.
Hilos Tensores Para corregir la flacidez entre incipiente y moderada se están empleando con muy buenos resultados unos hilos que se introducen en el interior del tejido y que reposicionan las estructuras caídas. Esta técnica se recomienda entre los 30-45 años, en personas con una buena calidad cutánea y signos de envejecimiento moderado. Esta técnica no sustituye al lifting, de hecho no se recomienda más allá de los 50, porque corremos el riego de que la corrección conseguida no sea suficiente y que aparezcan asimetrías. En el mercado existen hilos de diferentes materiales, como polidioxanona y ácido poliláctico, sustancias que además de reposicionar los rasgos asocian un efecto de estimulación en la producción de colágeno, por lo que frenan el avance del envejecimiento. Respecto a los hilos de oro yo no los aconsejo, ya que son demasiado rígidos y tienden a romperse. 
Para implantar los hilos se pueden utilizar procedimientos diferentes: 
Técnica Curl lift El filamento tensor se pasa por debajo de la piel, en forma de rizo que rodea el área que se desea realzar, antes de tensarlo y fijarlo al tejido. El inconveniente es que los movimientos musculares  harán que los tejido se vayan deslizando progresivamente a través del “rizo” y la relajación puede reaparecer en pocos meses. Para evitar esta eventualidad apostamos por el empleo de hilos que incorporan una serie de muescas que quedan firmemente sujetas. Para que el tratamiento sea eficaz se han de colocar varios hilos y su efecto no dura más que un año.
Los hilos tensores que mejores resultados dan son los que incorporan pequeños conos reabsorbibles, que permiten un anclaje muy sólido en los tejido, por lo que apenas hay riesgos de asimetría o de desplazamiento. Los resultados se mantienen una media de 3 años. 
 
OJERAS Es la concavidad que aparece en el párpado inferior, formando lo que se conoce como valle de las lágrimas. No es una alteración necesariamente asociada a la edad, se puede tener desde bien pequeño. 
Tratamientos Si no se acompaña de hernia de grasa, se puede solucionar sin cirugía, tratando esta alteración como hacemos con los surcos. Para ello se infiltra un material de relleno, normalmente ácido hialurónico, que debe depositarse a un nivel muy profundo a ras del hueso. 
 
El PLAN perfecto
A tenor de todo lo expuesto, queda claro que las señales que el envejecimiento deja en el rostro son muy diversas, como diversos son los procesos que las provocan. Ello obliga a que el tratamiento sea global, y a partir de un diagnóstico exhaustivo que tenga en cuenta el estado de la piel y los cambios en las estructuras faciales. Con estos datos, el especialista decidirá qué terapias aplicar, siempre con el objetivo final de que las modificaciones realizadas se integren con perfecta naturalidad en el rostro, y respetan el equilibrio de los rasgos.