La tendencia de este otoño-invierno es todo misterio. La mirada, como siempre, es la protagonista indiscutible. Los párpados se intensifican en tonos chocolate, acordes con la estación, se cubren en color morado y lila estridente combinados con los malvas más cálidos y algún que otro toque metálico que aportan un sugerente toque de magnetismo. Los labios se visten según la ocasión, en nude rosado para dar la bienvenida al día y en ultravioleta para una noche más desenfrenada. La tez se viste con un velo etéreo y fresco, convirtiéndose en el lienzo perfecto donde los volúmenes adquieren su máximo esplendor. Y el toque de excelencia lo ponen los esmaltes ultraconcentrados, cuyos tonos se oscurecen y se saturan de pigmento hasta el infinito para otorgarles a las uñas toda la atención que se merecen.

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